domingo, 23 de marzo de 2014

Crítica de Noé (Noah)


Bíblicamente es una adaptación sugestiva, controversial y en ocasiones un poco dura de observar si uno está apegado a las santas escrituras. De hecho hubo momentos en que su naturaleza extremista me hizo cuestionarla pero a su vez debo admitir que tales acciones podrían estar acorde al Antiguo Testamento. Es cierto que la historia de Noé se resume en unos cuantos párrafos, no se sabe exactamente el tiempo que tardó ni mucho menos que estaban pensando él y su familia dentro del arca.

En esta adaptación se originan diversos cambios como: la inclusión de los seis ángeles armados, la omisión de las esposas de los dos hijos menores, la batalla antes del diluvio y la tensión emocional-familiar ocurrida durante la estancia en el arca. Interesantemente se opta por referirse a Dios mediante El Creador y en su proceso, no existe comunicación ni diálogo directo con Noé. Esta relación se transmite a través de sueños o visiones inquietantes.

Quien conozca de antemano el estilo de Darren Aronofsky, sabe que su psicología y mensajes subliminales estarán presentes en cada imagen, diálogo o acción. Previamente su dirección funcionó espléndidamente con Cisne Negro de la cual fue un candidato fuerte en los Premios de la Academia 2011. En esta ocasión, quizás despierte incertidumbre especialmente en los cristianos y religiosos por las omisiones o inserciones mencionadas en el párrafo anterior.

 Era obvio que este drama requeriría de una licencia para añadir más información, desenvolver el drama interno de los protagonistas y anexar secuencias climácicas como toda obra épica. No cuestiono el camino tomado por el guionista y director Aronofsky, es su modo de percibir estos eventos y honestamente al final resultó ser uno de esos dramas poderosos en sentimientos que a su vez nos exige razonar en su contexto narrativo, en la tradición de Requiem por Un Sueño y El Luchador.  

Si pensabas pasártela sentado tranquilamente, Noé no te complacerá de ese modo. El objetivo aquí es prestar suma atención para tratar de comprender los comportamientos de los personajes. Aquí hay muchos elementos por analizar ya sea la inocencia, la maldad, la corrupción, la violencia, el amor, la rectitud..., aquél terrible pasado no parece estar tan distante de nuestro actual presente.  Al parecer esta versión de Noé fue diseñada para darnos un fuerte golpe de conciencia.   

Russell Crowe es un maestro de la actuación, probablemente muchos esperábamos verlo bajo el estereotipo del Gladiador o Robin Hood, pero aquí su rol fácilmente podría identificarse con la de un fanático en cuestión de seguir las reglas al pie de la letra. La ausencia de una comunicación con Dios, nos pone mucho a dudar sobre sus acciones del mismo modo que uno podemos identificarnos con él puesto que en algún momento de nuestras vidas se nos ha encomendado con proteger algo o cumplir con una acción a como dé lugar.

Esta versión de Noé es algo nunca antes visto y que muchos no nos hubiésemos imaginado de ver. Solamente Crowe pudo haberlo llevado a cabo, no existe duda alguna. Por ello, el elenco brilló a su alrededor sintiéndose todo en su debido lugar. Su reunión con Jennifer Connelly nos recordó aquella maravillosa química compartida en Una Mente Brillante pero asimismo nos recordó la tensión de su relación. Connelly entrega sus mejores escenas al lado de Crowe cubriendo a su vez la temática de que nadie debe intervenir.

Tubal-Cain fue interpretado majestuosamente por Ray Winstone, un villano completo en toda la extensión de la palabra. Su discurso lo ejecuta con gran dicción que lógicamente tiene sentido. La maldad no siempre proviene de malas acciones sino de pensamientos ego-centristas. Es un veneno que contagia el alma corrompiendo nuestros ideales ya que la línea entre el bien y el mal es demasiada delgada si uno se deja caer en la duda. Por lo visto, Tubal podría ser el padre de la guerra analizando su habilidad de crear armas y formar soldados.

En complemento, Winstone hace crecer mucho a Logan Lerman, sugiriéndonos la sobrevivencia del pecado en su mente. Lerman es notable por su inocencia y manejo de expresiones. Inclusive decidieron hacerlo vulnerable a nuestro modo de ver porque de acorde a Génesis, el ve a su padre borracho y desnudo en el suelo y no sólo se limitó a burlarse sino hizo un acto inmoral del cual fue maldecido en cuanto su padre despertó, sucesos de los cuales son cambiados en conveniencia de reforzar el vínculo con Tubal.  Creo y esta relación entre Tubal y Cam es la que vivimos “simbólicamente” todos los humanos cada día y cada noche.      

Tampoco podemos descartar a Emma Watson quien cada vez nos demuestra que su talento va mucho más allá de lo visto en Harry Potter. Anthony Hopkins como siempre, una garantía satisfactoria. Douglas Booth suele ser opacado hasta el final, donde adquiere presencia, pero es debido a su seriedad y a su falta de debilidades o eso creemos. Realmente este fue uno de los personajes junto con Leo McHugh Carroll quienes no tuvieron mucho tratamiento.  

Los efectos especiales se centran en detallar con exactitud la cinematografía. Las localizaciones, la construcción del arca y el diluvio son sobresalientes. Interesantemente están centrados en el fondo ya que las actuaciones son el primer plano. Las secuencias de los animales están bien editadas como los actos barbaros de los hombres. La lucha entre los ángeles de piedra bien ejecutada. Musicalmente está ambientada gracias a las notas claves de Clint Mansell  y el vestuario está en sintonía con este contexto.


En conclusión, Aronofsky nos presenta una adaptación bíblica en la cual posiciona al bien como un acto claro-directo mientras que subliminalmente la maldad la vincula a nuestra lógica. Cada escenario nos ofrece diversas interpretaciones y más por su naturaleza abstracta. Visualmente es sublime y en actuaciones excede las expectativas, históricamente es fiel a su esencia pero en cuanto a Noé, me temo que la opinión entorno a su identidad es subjetiva. 

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