Básicamente todos tenemos
acceso al 10% de nuestra capacidad cerebral, pero pocos pueden exceder quedándose
bajo la limitante del 20%, esto de acorde los segmentos informativos en este
sugestivo trama. En cierto modo su género de acción se fusiona con lo documental,
lo ficticio y lo científico. No resulta tal la experiencia que uno anticipaba,
pese a su corta duración creo que unos cuantos saldrán con dolor de cabeza.
La introducción es
bastante saturada, se nota la falta de experiencia en Luc Besson porque su
dirección siempre está tratando de compensar su simple narrativa. Aun así
existen ingeniosas secuencias de acción aunque los elementos visuales son
bastante abstractos que se nos dificulta comprender del todo el contexto. En sí
uno de los mayores contrastes e inconsistencias radica en el guión que el mismo
director realizó.
Básicamente el
creacionismo espiritual queda fuera de lugar enfocándose todo este concepto en
la teoría de la evolución. El chango, los dinosaurios y el Big Bang son las temáticas que terminan quitándole
el peso al personaje principal. Del mismo modo que el principio, el clímax es caótico
y no tiene sentido de ser, el villano ya viene demasiado debilitado como para
justificarse su presencia durante el tercer acto.
La tecnología, el
vestuario y la música son cómodas de ver y si hay nociones que ponen a uno a
pensar, pero eso no es lo que se esperaría de esta clase de producciones ni
mucho menos de Besson. Todavía el sarcasmo pero por la necesidad de pausar el
suspenso con escenarios históricos. Incluso se retoma el viaje en el tiempo
como se sugieren aspectos del futuro, a la otra espero Besson ponga los pies en
la tierra y no en el enorme espacio.
Sin duda alguna, Scarlett
Johansson es la razón por la cual nos mantenemos hasta el final. Desde su
inicio y mediante su transformación nos contagiamos de su evolución. Aquí vemos
varías facetas de su personalidad como algunas maniobras evasivas. Johansson
maneja una gran gama de gestos que es difícil no estar al pendiente de sus
acciones. Ella se comporta como la estrella que es y por tanto, disfrutamos su
interpretación.
Morgan Freeman es una
garantía pero como siempre, siento un poco de encasillamiento al recurrir a él
como un tipo de consultor o profesor. Ya viene siendo momento de iniciar una
carrera como villano, quizás y de este modo adquiera un tercer aire. A
diferencia de Choi Min-sik quien nomás no lució como el villano mientras que Amr Waked fue usado
como pretexto para tener un hombre bueno; de hecho la rivalidad nunca llegó a
concretarse del todo. En sí, la historia no necesitaba de ninguno de estos tres
secundarios, sólo fueron desaprovechados.
No hay mucho que
decir al respeto, excepto que si no fuese por Scarlett Johannson, la película hubiese
sido un rotundo fracaso. Creo que fue mera suerte en su tiempo en conjunto con
el protagonismo de Johansson lo que volvieron este suspenso ficticio en un
éxito taquillero. Honestamente no la recomendaría, un gran concepto echado a
perder por su conclusión a la Trascender.
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