Mientras el veterano Matt Kowalski se encuentra supervisando alrededor
de la nave espacial Explorer, la Dra Ryan Stone está tratando de transferir
unos datos desde la consola espacial hasta la base en Houston. Inesperadamente
unos residuos en alta velocidad interrumpen la misión poniendo en riesgo la
vida de los astronautas. Quedando expuestos en pleno espacio e incomunicados,
el par de sobrevivientes debe encontrar una manera de regresar sanos y salvos a
la Tierra.
Esta adaptación lleva el nombre descrito de Alfonso Cuarón por todos
lados. Desde las tonalidades oscuras, el rígido suspenso en las prolongadas
secuencias, la interacción dinámica de los protagonistas y la espectacular
edición en los efectos visuales. Sin duda se nota el trabajo en equipo gracias
a que Cuarón siempre estuvo atento a los detalles. Inclusive se puede observar
su respeto hacia Apolo 13, WALL-E y Alien, porque el director retoma ciertos
elementos fusionándolos con su estilo
dinámico, tenso y personal.
No creí que tan rápido superará su actuación ganadora en Un Sueño Posible,
pero un drama después y Sandra Bullock nos entrega la mejor interpretación de
su carrera. De por sí la película se sostiene por sí sola que Bullock pudo
haberse ido con la gravedad; al contrario, la actriz optó por ajustarse a las
medidas y en su proceso, posicionó a la Dra. Stone con un asombroso grado de
caracterización.
Por su parte, George Clooney demostró ser un conmensurable soporte
principalmente por su carisma. La química con Bullock fluye con naturalidad
debido a sus roles opuestos: introversión contra extroversión. Interesantemente
se trata del último viaje de Kowalski mientras para Stone apenas es el primero.
Clooney saca a relucir estos contrastes y cumple con su objetivo de efectuar el
desarrollo de los personajes.
Desde el aspecto psicológico, la historia recurre a temas como la sobrevivencia
humana, catástrofes espaciales, leyes gravitacionales, la muerte y la
espiritualidad. Cada uno de estos se va revelando conforme la protagonista
avanza en la trama. Los objetivos son claros por lo que la narrativa nunca se
vuelve una carga pesada. La estructura parecerá metódica pero resulta
espontanea por como suceden los escenarios.
Además el guion está perfectamente balanceado porque Alfonso Cuarón y
Jonás Cuaron supieron distribuir el tiempo entre cada área en específico para
no saturarlos con diálogos pesados sino entremezclarlos con intrépidas
secuencias de acción donde el suspenso simplemente se desata generando una
profunda sensación de tensión que cada vez más va en incremento hasta rolar los
créditos.
No es tarea fácil simular buenas escenas en el espacio ni muchos menos
en primera persona por riesgo de asumirse como un videojuego, más la dedicación
del equipo técnico lo hacen ver tan real que en cuanto comienza la primera
escena, en la tradición de Star Wars en 1976, al instante sabemos que estamos
siendo testigos de algo extraordinario. Y conforme se da la trama, más lo aseguramos
puesto que nos encontramos constantemente al borde de nuestros asientos con
nuestras mentes intranquilas.
No tiendo a ser un fanático de la Tercera Dimensión, pero Gravedad es
fácilmente una de las mejores películas filmadas en este formato. Por tanto
sería terrible perdérsela por no hacer el extra gasto, ya que no sólo los efectos
especiales te dejaran sin aire sino hasta el más mínimo detalle en su
cinematografía te dejará boquiabierto. Tampoco
descartemos la atmosfera tétrica generada por la edición del sonido y la
composición musical.
En conclusión, Gravedad es una obra trascendental, emotiva e
impactante que posiblemente termine siendo nominada por la Academia en las categorías
de Mejor Película, Director, Actriz Principal, Actor Secundario, Guion
Original, Edición, Sonido, Música, Cinematografía y Efectos Especiales.
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