La nave espacial Avalon se encuentra rumbo a Homestead II
transportando una tripulación de 5,000 pasajeros quienes se encuentran
sumergidos en hibernación hasta que misteriosamente dos de estos despiertan 90
años antes de los 120 años programados. Entre la desesperación por encontrar
una solución, se verán con la ardua tarea de salvar la eminente destrucción de
su nave.
No te confíes de los avances, existe un gran giro en este relato de
ciencia ficción donde su explosión sólo se origina hasta el tercer acto
mientras su drama se fundamenta en el desarrollo de sus personajes. El concepto
no será del todo original mas su enfoque es lo bastante refrescante hasta el
punto de hacernos cuestionar sobre nuestra propia búsqueda.
En cierta manera se cuenta con un mensaje del cual nos sirve de
retroalimentación con respecto a nuestra vida, intenciones y propósitos. El
guionista Jon Spaiths ha demostrado tener un talento para esta clase de
producciones haciendo referencia a Prometeo; a su vez ciertos de sus elementos
se ven presentes, principalmente en el diseño interior de la nave.
Inclusive la tecnología aplicada no difiere tanto de la de Alien, en
esencial a las cámaras de hibernación viendo su tremendo parecido. El director
Morten Tyldum aprovecha al máximo estas localizaciones tanto internas como
externas del Avalon pero en la actuación es donde radica su triunfo, sin
olvidarse de su genuina edición y efectos especiales.
En un rol serio, Chris Pratt se luce como el ingeniero Jim Preston
hasta el punto de conmovernos debido la situación trágica de su estatus. Su química
con Jennifer Lawrence es adictiva y pese a limitarse en la acción, Lawrence
profundiza en la emotividad hasta el punto de contagiarnos debido a su complejo
desenvolvimiento después de la escena del dilema.
Aquella decisión en el protagonista es inesperada pero necesaria para
elevar su trama. No es tan complicada ni se siente cansada considerando la
escasez de personas. Más que lenta, es pausada por tomarse su tiempo en definirse.
Musicalmente Thomas Newman nos entrega un soundtrack cuyo contenido cumple con
las especificaciones del guionista y la atmosfera del director.
Tanto Pratt como Lawrence no están completamente solos en estas dos
horas sino los breves papeles de Michael Sheen y Laurence Fishburne le inyectan
del necesario dinamismo para hacer crecer la historia. Aunque por sí solos,
Pratt y Lawrence tienen todo bajo control. Mi único aspecto negativo es la
presencia de un par de segundos de Andy Garcia.
De ahí en fuera, los críticos
se volvieron a equivocar al desenfocarse de su buena dosis de entretenimiento
consciente-emocional. Ni idea de qué esperaban porque desde mi humilde
perspectiva, tanto guión como protagonistas nos mantienen enganchados hasta el
grado de llevarnos algo valioso en cuestiones de lo que uno necesita para ser
feliz.
Entonces Pasajeros funciona más como un romance en el espacio cuyo
tercer acto la torna en la épica producción de suspenso que muchos esperaban.
Sin embargo son sus aspectos psicológicos y el desenvolvimiento personal lo que
la hace diferenciarse del resto. Visualmente nítida y con una grandiosa química
entre Pratt y Lawrence, es un drama espacial digna de nuestro tiempo.
Calificación: 4 ½ de 5 estrellas