Toy Story 3 se sintió como un fin del que
muchos aceptamos con lágrimas por lo nostálgicamente conmovedora que resultó
presenciarla. Pasan otros nueve años y la cuarta como que se siente como un
epilogo que profundiza en el destino de Woody después de haber cumplido con su
propósito de ser el juguete de Andy.
La introducción no sólo sirvió para
mostrarnos que fue lo que sucedió con uno de los juguetes favoritos sino fijó
el antecedente de lo que trataría esta nueva aventura siendo a su vez ingeniosa para hacernos recordar los
viejos tiempos, cuando Andy era un niño. A pesar de ello el mensaje de aprender
a desprenderte toma otro sentido del cual conecta con la segunda parte.
Comprendo que el resto de los personajes hayan
perdido peso narrativo, inclusive el manejo de Buzz perdió su carisma porque
seamos honestos, como que ya pasó por la trilogía para seguir reciclándose su
inocencia. Y nos hace reír bastante sobre todo cuando están juntos lo cual
sucede en pocas ocasiones porque su relevancia radica en ese anticipado final
sentimental.
En sí no es tanto la historia sino el
mensaje que se promueve. Nada es para siempre y todos merecen pasar la antorcha
para darles la oportunidad a otros como también sacarle el mejor partido a las
cosas. Bastante madurez, aunque no es de extrañarse, es lo que nos ha gustado
mucha de esta serie y con mucha razón volveré a ver las anteriores otra
vez.
En cuanto a llorar no fue el caso ya que
desde el principio el guión estaba diseñado y es fácil percibirlo. En mi
humilde opinión se queda por debajo de las primeras dos porque a excepción de
que el retorno de Bo Peep quien termina robándose la función, los nuevos
integrantes sólo están para reírnos y quizás medio asustarnos. Unos entenderán
a lo que me refiero.
Raro que no haya visto tanta interacción
entre Tim Allen y Tom Hanks, eché bastante de menos esa dinámica pero se
compensa gracias a Annie Potts y ni se diga de Tony Hale quien nos hacer reir
con Forky. Los comediantes Keegan-Michael Key y Jordan Peele son sensacionales
como Ducky y Bunny, puras carcajadas en cada escenas que tienen.
Keanu Reeves es una revelación como Duke
Caboom, su carisma e inocencia lo convierten en un elemento fuerte como el
aspecto psicológico de Christina Hendricks como Gabby Gabby. Ni idea de que Jay
Hernandez hacía la voz del padre de Bonnie y a su vez Madeleine McGraw sigue
conmoviéndonos como Bonnie, aunque su personaje optó por no desenvolverse como
Andy debido a la escasez de tiempo que ha tenido en esta franquicia.
Pese a su humor del cual lo encontré en
un tono inferior pero bienvenido, la atmosfera sigue siendo triste y
esperanzador lo cual es inesperado
porque se siente distinta en las manos de Josh Cooley. No es queja
ninguna, simplemente es una entrega que me gustó en lo que cabe pero que sólo
me recordó que debo de ver la trilogía tras otra década de haberla descuidado
de mi radar.
Las recepciones son mixtas pero eso no le
resta que hubo mucho esfuerzo y creatividad para continuar con este legado. Yo
hubiese optado por llamarla como Lost Toy o Lost Toys en lugar de Toy Story
porque a pesar de continuar en donde se quedó la tercera, la travesía cambia de
enfoque y sigue siendo entretenido aunque no tan grandioso como las anteriores.
Calificación: 3.5 de 5 estrellas