Cuando vi por primera
vez la película quedé impresionado por el talentoso elenco que reunió el
director Bille August. Actores y actrices como Meryl Streep, Glenn Close, Jeremy Irons,
Winona Ryder, Antonio Banderas y Vanessa Redgrave. Curiosamente ninguno de
origen portugués como lo eran en la novela. La mayoría europeo y unos cuantos
americanos, brincaba mucho escuchar nombres latinos en personas güeras y de
piel blanca, caso que se está repitiendo en Exodus: Dioses y Reyes.
Cabe destacar que
Isabel Allende debutó como escritora con La Casa de los Espíritus en Barcelona
de 1982. Previamente fue rechazada de muchas casas editoriales las cuales se
arrepintieron de no apoyar este éxito aclamado y galardonado como la mejor
novela de Chile.
Cuando recibió
noticias de que su abuelo de 100 años estaba muriéndose, Allende comenzó a
escribirle una carta convirtiéndose en su primer manuscrito. Quien hubiese
esperado que de ahí surgiera una extraordinaria historia sobre la generación de
cuatro familias. Desde aquél 8 de Enero de 1981 en que fue avisado, Allende ha
utilizado ese mismo día y mes para comenzar a escribir cada historia que llegue
a su mente.
De los personajes que
nos roban nuestra atención están Clara del Valle, Esteban Trueba, Blanca
Trueba, Pedro Tercero García y Alba García. Cada uno empieza en el fondo y
conforme avanza la trama general se transforma en el protagonista en su respectivo
tiempo y de acorde a la diversidad de los acontecimientos políticos y
revolucionarios. Todos sin excepción, cuentan con un propósito ya sea personal
o familiar.
No es un relato
tierno así como se percibe en la película, verdaderamente es una tragedia
familiar con traiciones, desamores, ficción, injusticia y guerra. Tampoco se
maneja la pureza del amor, aquí radica en el pecado de la piel y el deseo de la
sangre; de igual forma el comunismo y el poder del hacendario juegan un papel
primordial en las decisiones de algunos personajes.
La película comete el
error de cambiar su esencia trágica por una vibra más pasional y simplista. En
conclusión se siente incompleta que cualquiera puede percibirlo sin
necesariamente haber leído el libro. Es distinguible notar su prontitud que
aquí si hubiese aplicado el esquema de parte 1 y parte 2 o quizás una hora más
y hubiera enmendado su propósito ya que haber eliminado la cuarta generación y
darle el enfoque a Blanca en la tercera fue una rotunda contradicción,
especialmente sabiendo el sacrificio que hacía en el nombre del amor.
A excepción de Clara
y Alba, los demás personajes son fichitas cuestionables que a su vez no podemos
ser duros al juzgarlos. A través de su contexto analizamos tales acciones pero
limpiamente Clara es la mayor razón por lo cual roba nuestra atención. Ver que
es una clarividente y predice la muerte de un integrante de su familia (siendo
su hermana, la prometida de Esteban con quien después termina casándose con él
rompiéndose el juramento de silencio sólo para eventualmente volverse a tomar).
Cada generación nos
mantiene enganchados por las problemáticas que enfrentan los principales, ya
sea entre familia o la dictadura del Gobierno. Quien termina conmoviéndonos al
final es Alba, cuya miseria es trasladada a su madre Blanca en la película
ahorrándose fácilmente una de las narrativas más sugestivas de Allende.
Creo entender el
disconforme de la autora sobre la transformación de una de sus prestigiadas
obras, en definitiva parece haber novelas que no estaban destinadas a volverse
películas. Por otro lado quisiera hacer mención breve de La Ciudad de las
Bestias, otra de sus novelas la cual tuve la oportunidad de leer recientemente,
no el típico estilo de esperarse, al contrario, más infantil y espiritual,
aunque para otros imaginativo y fantasioso.
La Ciudad de las
Bestias es buena elección para los niños y adolescentes que comienzan a leer,
por su fácil comprensión. Sin embargo, no tenía idea de que se trataba de la primera
de tres partes. En el futuro tendré que buscar El Reino del Dragón de Oro y El
Bosque de los Pigmeos. Entretanto La Casa de los Espíritus sigue siendo una
fuente poderosa de conocimiento siempre
y cuando se recurra en su formato escrito.
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