En su viaje a Istambuel por 1934, el gran
detective Hercule Poirot se ve envuelto con en un caso de asesinato dentro del
Expreso de Oriente donde cada uno de los pasajeros es un posible sospechoso. No
obstante Poirot necesitará ir más allá del motivo ante las imprevistas
conexiones ya que nadie es lo que dice ser a bordo del tren.
Nos encontramos ante una buena racha en
el cine y Expreso de Oriente no es la excepción, la adaptación de la novela
aclamada de Agatha Christie está destinada a recibir fuertes nominaciones en
especial por su actuación principal, dirección, edición, cinematografía,
vestuario, arte e indudablemente guión adaptado y todo gracias a la mano de
obra de Kenneth Branagh.
Estando acompañado de Ridley Scott, Mark
Gordon y Simon Kinberg, era seguro que el final nos impactaría de una forma
inesperada porque por más que hagas tus conclusiones, es una garantía que no te
acercarás a lo mínimo. Tendrás la sensación pero la dirección de Branagh está
especialmente diseñada para que te pierdas entre las tremendas
caracterizaciones del elenco.
Podría decirse que para resolver el
misterio, tendrías que enfocarte a los detalles, más sería una contradicción
porque estos mismos te confundirán. Así que no te queda más que disfrutar de su
absoluto suspenso porque su contexto es enriquecedor al lado de los extraordinarios
diálogos y desarrollo de personajes por parte de Michael Green.
Teniendo a Thor y Cenicienta en su
currículo, era de esperarse una magnifica escenografía en cada uno de sus
encuadres. Además Scott tiende a inspirar desde ese sentido por lo que se nota
su buena influencia porque cada escena brilla por su ingenuidad y belleza. Ya
sea adentro en los pasillos o afuera en la nieve, su trama no decepciona en lo
absoluto.
Quizás uno creería que tanta charla e
interrogación aburriría más no es el caso y todo gracias al poderoso
protagonismo de Branagh cuyo personaje se posiciona a la altura de épicos como
Harrison Ford en Indiana Jones, Johnny Depp en Piratas del Caribe y Jeff
Bridges en Temple de Acero. Simplemente es una adicción instantánea, no puedes
dejar de verlo y escuchar.
Es una garantía decir que una secuela
debería estar en consideración por la calidad presenciada. Uno creería que con
un elenco saturado de estrellas se tornaría un desastre de egos, también la
excepción. Cada uno cumple con el propósito de hacernos distraernos y como tal,
dejan su huella conforme el tercer acto se desenvuelve.
Si tuviese que decidir entre Tom Bateman,
Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp. Josh Gad, Derek Jacobi,
Michelle Pfeiffer y Daisy Ridley, no pudiera porque ninguno se libra de la
sospecha. En conclusión, Kenneth Branagh nos ha entregado quizás la mejor
película de su carrera de la cual no saldrá sin antes recibir ciertos
reconocimientos.
Calificación: 4½ de 5 estrellas
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