Situada durante la Guerra Fría, Elisa Esposita trabaja como conserje
en una de las instalaciones secretas del Gobierno. Cuando un inesperado
descubre a una misteriosa criatura siendo cautivada en un tanque de agua,
decide visitarlo lo suficiente hasta ver en este lo que a ella le falta. Esta
chispa de amor entre los dos pondrá en riesgo no sólo su destino si el de los
demás a su alrededor.
Inusual, provocativa, tierna, creativa, artística y mágicamente romántica
son las palabras que usaría para describirla. Para tratarse de una película de
Guillermo de Toro, es de esperarse una rareza circunstancial a primera vista
que no te da un trasfondo porque si esperas saber sobre los orígenes de la
interesante criatura del agua, no los tendrás.
En su lugar tenemos una historia de una pareja que comparten la misma
ausencia de voz compensándolo con su masiva expresividad corporal. Similar a la
animación de Wall-E por así decirlo, aunque se requiere tener una mentalidad
abierta para aceptar lo que subraya el guión porque el sexo en sí como las
preferencias se encuentran en primer plano.
A pesar de que Sally Hawkins vislumbra con su aclamado
desenvolvimiento ya que hizo un enorme esfuerzo por expresarnos su diversidad
de emociones a través del cuerpo y su lenguaje de señas. Ese apego sentimental
se da por sus ojos, así sucede esa magia que te engancha y te hace olvidarte de
las explicaciones.
Es una experiencia mayormente dramática la que nos entrega Guillermo,
una que otra secuencia de suspenso y siendo el último acto el más épico gracias
al antagonismo de Michael Shannon del cual brindó frutos sólo hasta ese final.
En cuanto a Richard Jenkins y Octavia Spencer cumplen con sus papeles, aunque
en sí me hubiese gustado saliesen de su zona de conforte.
Si uno se pone a pensar, no existe en sí un actor con mayor peso.
Todos sin excepción comparten la misma magnitud sin quedarse abajo. Y vaya que
se necesitaba tal seguridad considerando sus pausadas dos horas porque el
departamento de edición se tomó su tiempo en llevar en desenmascarar el guión.
Cinematográficamente hablando se queda por debajo de El Laberinto del
Fauno, pero igual no decepciona en entregarnos otro contexto digno de analizar
por sus referencias sociales, contextuales y esencial sexual. Me hubiese
gustado más un enfoque histórico, lo cual entiendo. El sonido es lo que define
sus efectos especiales.
Hasta el momento es un contendiente favorito a obtener varias
estatuillas, probablemente merecidas aunque me daría igual si ganase o
perdiese. No que la deseche, simplemente no puedo evitar sentir que ha estado
siendo agresivamente promovida como “la mejor de todas”. Desde esa cuestión, sigo prefiriendo lo que
hizo Christopher Nolan con Dunkirk.
De una u otra forma, Guillermo tiene asegurado su Oscar y eso sin duda
hará felices a muchos porque lo que importa fue haber contado una historia y
Guillermo lo hizo como siempre a su propio modo y he aquí el resultado de su
imaginación llevada a cabo de la forma más rara posible.
Calificación: 3 de 5 estrellas
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