Una interesante película de amor para jóvenes y adultos. Tomando como tema central el romance entre una mujer de cuarenta años y un joven de 24 años. Donde la protagonista es madre de dos hijos y se está divorciando y el otro, trabaja en una cafetería, vive con sus padres y de trabajo en trabajo.
El guión es excelente, los personajes están identificados y los elementos identificadores, igual. Maneja temáticas no tan controversiales ya que el vocabulario de los niños, quienes de hecho son el alma de la comedia, no es de sorprenderse en estos días. ¿De dónde aprenderán tanto esas palabras y oraciones únicas?
La historia y secuencias son correctas y tanto algunas al principio son sucias, es una forma de análisis crítico de la sociedad, de igual forma, no es de sorprenderse pero hay jóvenes conscientes que en sus veintes parecen de cuarenta aunque no lo aparenten o les falte materiales. La química entre la pareja es muy buena debido a sus actuaciones centradas y comprensión total de sus personajes.
Catherine Zeta-Jones se muestra más extrovertida, libre e impulsiva aunque en veces un elemento la reprima. Justin Bartha es ideal para ese papel, aparenta la edad y demuestra una personalidad definida e inusual.
La escenografía está bien, aunque tienden a mostrarnos de otros lugares, la película por más simple que aparente, tiene cierta complejidad que la hace rica de ver, no es confusa, ni difícil, es divertida y madura debido a sus contexto.
Se encuentra ciertos mensajes implícitos y podemos observar el contexto actual en el que vivimos, lo curioso de haber visto El Estudiante, estas dos película intentan no centrarse en el sexo, los despechos sino intentan promover los valores, el romanticismo, la conciencia y la madurez. Lo puro y sano. Siendo honestos, esas cualidades ya no se ven y si se ven son mal vistas y opacadas. Hace falta eso.
En fin, está película vale la pena rentarse, es una buena experiencia verla de comienzo a fin.
El guión es excelente, los personajes están identificados y los elementos identificadores, igual. Maneja temáticas no tan controversiales ya que el vocabulario de los niños, quienes de hecho son el alma de la comedia, no es de sorprenderse en estos días. ¿De dónde aprenderán tanto esas palabras y oraciones únicas?
La historia y secuencias son correctas y tanto algunas al principio son sucias, es una forma de análisis crítico de la sociedad, de igual forma, no es de sorprenderse pero hay jóvenes conscientes que en sus veintes parecen de cuarenta aunque no lo aparenten o les falte materiales. La química entre la pareja es muy buena debido a sus actuaciones centradas y comprensión total de sus personajes.
Catherine Zeta-Jones se muestra más extrovertida, libre e impulsiva aunque en veces un elemento la reprima. Justin Bartha es ideal para ese papel, aparenta la edad y demuestra una personalidad definida e inusual.
La escenografía está bien, aunque tienden a mostrarnos de otros lugares, la película por más simple que aparente, tiene cierta complejidad que la hace rica de ver, no es confusa, ni difícil, es divertida y madura debido a sus contexto.
Se encuentra ciertos mensajes implícitos y podemos observar el contexto actual en el que vivimos, lo curioso de haber visto El Estudiante, estas dos película intentan no centrarse en el sexo, los despechos sino intentan promover los valores, el romanticismo, la conciencia y la madurez. Lo puro y sano. Siendo honestos, esas cualidades ya no se ven y si se ven son mal vistas y opacadas. Hace falta eso.
En fin, está película vale la pena rentarse, es una buena experiencia verla de comienzo a fin.
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