Las operaciones
clandestinas nunca habían adquirido tanto interés cinematográfico si no fuera
por esta cercana adaptación de la caza de Bin Laden, la cual comienza
posteriormente del trágico 9/11 hasta concluir en la noche épica de su
asesinato. Toda esta larga travesía llevada a cabo por Maya, una agente de la
CIA que se mantiene al margen de la información y se desenvuelve con
persistencia pese a las inseguridades del resto de sus compañeros.
Indudablemente causa
un rotundo impacto por la inevitable exposición a los impredecibles ataques
terroristas. Desde esta perspectiva, es impresionante observar el modelo de
investigación en conjunto con sus análisis críticos, estadísticas y toma de
decisiones. Los errores humanos por lo visto son letales ya que no sólo retrasan
una búsqueda sino desvían las pistas hacia un callejón sin salida, como le
sucedió a esta operación.
La comunicación
siempre se encuentra en constante interpretación puesto que no sólo se opina
objetivamente sino las emociones personales influyen en la trayectoria de la
misión. Básicamente la clave está en los mínimos detalles porque nadie anticipa
nada de su naturaleza simplista. Si se pretende capturar a un pez gordo, se
inicia con los de abajo porque eventualmente terminaran entregándolo.
Independientemente
del ataque de las dos torres como obra de Laden o del propio Gobierno, debe
aplaudirse el esfuerzo del guionista Boal por introducirnos en este laborioso
proceso contextual por donde la mayoría de las pistas deben verificarse antes
de convertirse en una orden. Según Boal, su respaldo yace en entrevistas con
soldados, el estudio de los atentados a través de los años y al conocimiento
básico de esta investigación. De hecho sabía que una mujer estuvo presente en
el momento de identificar el cadáver.
Tomando en cuenta lo
anterior, Boal procedió con un personaje femenino estableciéndole una actitud consistente en hacer lo necesario con
el mínimo margen de error. Dentro de
este mundo repleto de testosterona, Jessica Chastain no sólo representa a esta
mujer sino a muchas más cuyo servicio ha sido valorado. Esta caracterización
nos deja boquiabiertos y en ocasiones nos produce risa por su forma directa de
expresarse. Cabe destacar que esta actriz multifacética reforma su carácter
gracias a los intensos momentos que tuvo que atravesar.
La épica conclusión
donde se ve sola y llorando debería ser suficiente para recibir el Oscar, pero existe
más respaldo porque ¡está es su película! Comparándola con su papel en mama,
Chastain logra otra clase de transformación. Esa incomodidad en las torturas, las
frustraciones, el desgaste físico, la impotencia e insistencia por lograr su cometido,
son elementos esenciales que ella introduce, desarrolla y conecta con nuestros
sentimientos. No cualquiera puede vincularse con la audiencia.
Entre otras características,
brinda varios sustos en las secuencias explosivas por estar insertadas en
segmentos impredecibles. Asimismo el constante suspenso es propiciado por la
espera de respuestas. La edición es formidable y dada la previa experiencia en
zona de miedo, la secuencia climática es indudablemente catártica por congeniar
con el desarrollo del personaje.
Un aspecto intrigante
se apoya en el empleo de las torturas, nunca se da por hecho su necesidad para
conseguir resultados solo se analiza a la brevedad con el cambio de administración.
Este enorme respeto por las tácticas, procedimientos y el grupo saudita es lo
que posiciona a Zero Dark Thirty como una fuente valiosa por hacer a un lado el
sentimentalismo y enfocarse en los hechos tal y como se llevaron a cabo.
La evolución del caso
es entretenido que el tiempo fluye, sin embargo no es un sistema perfecto ya
que algunos enemigos no son de afuera sino de adentro, hablando en el sentido
de la incertidumbre. El miedo a lo desconocido no debería interceder con el
valor de hacer algo al respecto. Por lo visto, muchos ataques terroristas han
sido posibles por ese mismo miedo de no actuar con información respaldado, aunque
el sentido común lo advierta.
La directora Kathryn
Bigelow está resultando toda una experta en esta clase de producciones. En la
tradición de Zona de Miedo (The Hurt Locker), exprime todo el guion entregando más
de lo que estaba al alcance. Solo necesitó de un buen contenido y una actriz de
calidad para poner en el mapa a esta historia. Sonará fácil, pero el truco
radicó en su gran esfuerzo e imitación de una zona verdaderamente en suspenso. Gracias a ella, somos testigos de ese momento culminante en la historia del antiterrorismo porque la recreación de aquella secuencia es bastante intensa pese a su desenvolvimiento ligero.
Cada detalle,
localización, drama, contenido y maniobras, respaldan este detrás de cámaras de la caza de
Bin Ladden, por tanto merece nuestro
humilde reconocimiento por estar dirigida con mucho respeto, ejecutada con
brillantez y estar representada por una actuación en perfecta transición.
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