sábado, 24 de mayo de 2014

Crítica de X-Men: Días del Futuro Pasado (X-Men: Days Of Future Past)


Una excelente manera de reiniciar una franquicia sin necesariamente sacrificar todo el pasado. De hecho, siempre se ha sabido de la imperfección de esta serie, especialmente X-Men 3 y Wolverine, pero esta adaptación representó una gran oportunidad de expandir su potencial fijada en Primera Generación, la cual exitosamente lo logró apoyándose en el modelo de Star Trek.     

Matthew Vaughn había dejado en alto la barra que existió incertidumbre al abandonar repentinamente la dirección puesto que algunas de sus ideas eran buenas. Afortunadamente las compartió con Bryan Singer quien tras resumir el cargo de director después de una ausencia de 11 años, terminó recordándonos lo mucho que nos había gustado de X-Men y X-Men 2.

Inmediatamente Singer se concentra en las interacciones personales de cada  actor y los envuelve en un propósito. Existen varios jugadores pero cada uno de ellos tiene su propia función a pesar de no estar oficialmente constituidos en un equipo, haciendo referencia a los jóvenes de la Primera Generación. Inclusive me extraño no ver uniformes y ni siquiera el logotipo. Obviamente se nota la influencia de El Caballero de la Noche Asciende y eso me gusta.

Por lo visto Singer le prestó mucha importancia a la dirección de Christopher Nolan  porque los efectos especiales son limitados a las acciones de los protagonistas. Nada sucede por una razón comercial, simplemente sucede porque así estaba escrito. X-Men siempre ha promovido la conciencia, pero Singer profundiza mucho más en esta ocasión y por tanto ese contagio emocional nos llega debido al poderoso discurso que se nos da no sólo en palabras sino en acciones.  

Fue emocionante ver a Shawn Ashmore, Daniel Cudmore, Ellen Page, Halle Berry, Patrick Stuart e Ian McKellen regresar a sus roles épicos. También  las nuevas adiciones de Omar Sy y  Fan Bingbing contribuyeron con gran presencia debido a que en compañía de los veteranos, sólo estuvieron a cargo de transmitirnos esa devastadora desolación en el futuro. A pesar de carecer de diálogos, creo que su función en sí es un bonus.

Obviamente la preferencia radicó en Hugh Jackman quien como siempre conoce su trabajo aunque cabe destacar que él no termina siendo el peso de la película. Esta fortaleza fílmica recae en James McAvoy, Michael Fassbender y Jennifer Lawrence, debido a que este trío nos mantiene en absoluto suspenso, entusiasmo y constante tensión de las alteradas circunstancia que evidentemente una secuela directa a este pasado (X-Men: Apocalipsis) es mil veces mejor que una en el futuro (X-Men 4).    

La lista de mutantes se reduce a simples apariciones pero al menos Nicholas Hoult y Evan Peters pudieron lucirse a pesar de estar enfocados a figuras serviciales. Había mucho potencial en Peters cuyas secuencias de acción como Quicksilver fueron espectaculares, pero me temo que su tiempo limitado le dará la ventaja de atracción a Los Vengadore.  


El único uniforme que veo es el del futuro y vaya que sí resultaron mucho mejor de lo visto en la trilogía clásica. Me hubiese gustado ver los trajes amarillos con azul pero asumo será en dos años más. Magneto fue el único aunque el desgaste me corta la continuidad de la anterior porque ese rojo metálico visto por unos cuantos segundos me robó la atención. En cuanto a la música, encontré bastante apreciación porque se haya retomado la canción temática de X-Men 2.

Cinematográficamente excede a todas las seis películas anteriores, las dos localidades del futuro son genuinas representaciones decadentes de ciudades importantes mientras las del pasado nos causa un poco de nostalgia por las antigüedades o referencias históricas. Gracias a estas estructuraciones, la edición general se distinguió al jugar con las distintas tonalidades provenientes de las atmosferas. Asimismo se aprovecharon los dotes de los mutantes para darle variedad a los encuadres creándose así impresionantes efectos visuales. 

Básicamente aquí la escala de efectos se limita a la perfección de los detalles, si esperábamos ver una mega-producción a Los Vengadores o Capitán América 2, no la tendrás en ese sentido. X-Men siempre ha puesto la historia en primer lugar y por tanto siento la influencia de la trilogía de El Caballero de la Noche, dado que ese es exactamente el sentimiento: un realismo intenso y catártico. Por tanto aplaudo el gran riesgo que decidió correr Fox porque este giro de eventos nadie lo hace y mucho menos desde un estilo artístico.

Entonces si esperabas una buena carcajada, quizás tampoco la obtengas, esta versión es mucho más oscura y deprimente pero con un gran mensaje de esperanza en su núcleo narrativo. Algunas lágrimas se derramarán por las acciones de los personajes, pero sobretodo, por los diálogos claves de las dos versiones del Profesor Xavier. Desafortunadamente te quedarás con varias incógnitas planteadas en las dos líneas de tiempo empleadas, esto a su vez confirma la reinicialización de esta saga.

De esta forma se renueva la franquicia reparándose así algunas imperfecciones y dándole cavidad a gratas sorpresas de las cuales uno siente pero no asegura verlas. Ahora todo es posible en este universo y eso brinda una enorme sonrisa en nuestros rostros. Respaldándose con el reinicio de X-Men: Primera Generación, Días del Futuro Pasado nos entrega una de las mejores experiencias no sólo de la franquicia sino de entre otros superhéroes.


Además nos quedamos con ganas de saber tanto del pasado como el futuro de Wolverine y los X-Men. Supongo que ahí es donde entrará X-Men: Apocalipsis, se recomienda quedarse después de los créditos para presenciar una conexión. 

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