Me encuentro gratamente
sorprendido de este drama cristiano inspirado en hechos reales. De hecho ya van
dos películas de semejanza temática que cumplen con las expectativas de un
creyente por enfocarse en un plano general y no limitativo, en el sentido que los
desinteresados podrían terminar por contagiarse y en su proceso, formar parte
de este gran misterio que abunda en nuestras mentes desde el origen de nuestro razonamiento.
La historia del niño
de 4 años que experimenta un viaje al cielo durante una operación complicada
viene inspirada en la novela del mismo nombre que escribió su padre, el pastor
el Pastor Todd Burpo. Lo narrado no difiere de nuestra realidad porque en algún
momento de nuestras vidas hemos pasado por las mismas dudas, experimentado los
mismos sentimientos, reclamado a Dios, desconfiado de Jesús y elegido el
infierno por el temor de perder a un ser querido.
Seguramente reciba
algunos comentarios negativos con respecto a este acercamiento, la gente teme a
lo desconocido pero a su vez se llena de confianza al descubrir que todos, sin
excepción, formamos parte de esta poderosa travesía. La muerte es inevitable, parte
de nuestra naturaleza humana debido al pecado. Entonces ¿por qué le tenemos
tanto miedo? ¿Serán las incógnitas o la falta de evidencia física? ¿Será que
suena demasiado bien para ser cierto? O quizás se deba a las distintas
perspectivas de algunos sobrevivientes.
Para disfrutar de
este extraordinario contenido, se necesita tener la mente en blanco y el
corazón abierto. Nuestro coeficiente intelectual nos podría engañar así que por
esta ocasión podríamos dejar que nuestras bellas emociones nos ganen porque eso
es lo hermoso en nosotros; nuestra capacidad de encontrarnos a través de
nuestro amor. Esta adaptación te ofrece respuestas como también solidifica, mas
recae en tu flexibilidad de escuchar la verdad.
En el papel del
Pastor Burpo , Greg Kinnear es nuestro elemento identificador, pese a ser un
conocedor de la biblia y un predicador de fe, solemos ver sus estragos con la
fe. No existe una formula o un músculo directo para ejercitarla, la fe es un
estado espiritual lo cual lo hace difícil de alcanzar por perderse entre
nuestras confusiones, odio, resentimiento y egocentrismo. Básicamente tenemos
que hacer a un lado nuestro orgullo y prejuicios para tener un ligero vistazo
de las maravillas que nos deparan.
Kelly Reilly adopta
el rol de ir con la marea. La esposa de Burpo no suele complicarse con ello y
simplemente disfruta sin quebrarse la cabeza, lo ve como un milagro más no lo
toma al cien por ciento. Interesante
dinámica con Kinnear porque ambos nos proyectan ese balance humano imperfecto,
por tanto muchos sentimientos son encontrados a través de sus cuestionamientos.
En cuanto al niño que
fue al cielo, Connor Corum nos roba el corazón desde su primera escena como
Colton Burpo. Es impactante ver tanta madurez en un niño de 4 años, quizás se
deba a su inocencia. Interesantemente siempre estamos atentos a sus diálogos
porque se expresa con tanta naturalidad que no se siente ensayado. Además Con
Kinnear y Reilly a un lado, la catarsis fluye por su desenvolvimiento familiar.
Tampoco nos olvidemos de las estables contribuciones de Lane Styles, Margo
Martindale, Thomas Haden Church y otros.
Lo fascinante de sus
efectos especiales es que no cae en lo fantasioso. Los breves vistazos que
tuvimos del cielo, los ángeles y Jesús fueron realísticos. La cinematografía
fue radiante, a partir de ahora Nebraska será uno de los lugares a los cuales
debo ir a visitar. La música de Nick Glennie-Smith fue conmovedora, de por sí
uno se engancha con las emociones de los actores que con esta atmosfera, las
lágrimas fluyen.
En conclusión, no
tuve duda alguna. Desde que vi el nombre de Randall Wallace, supe al instante
que esta sería una magnifica adaptación cristiana. El director es un maestro en
contar esta clase de historias personales, ejemplos: Corazón Valiente, Fuimos
Heroes, Secretariat… Además su colaboración con Christopher Parker en el guión trajo
como beneficio una mejor comprensión del mensaje de fe descrito por el Pastor
Burpo.
El enfoque de Wallace
es claro desde un principio y su ejecución tan respetuosa, lo cual fue el
elemento ausente en la adaptación de Noé. Dirigir niños no es tan fácil ni tampoco hacerlos
actuar, pero Wallace dio su mejor esfuerzo concentrándose en sus cualidades
naturales, por ende las dinámicas e interacciones se sienten autenticas. Al
igual que la fe, los sentimientos humanos no deben imponerse, simplemente se
les debe brindar libertad y esperar lo mejor… y definitivamente tuvimos lo mejor.
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