Basada en la marcha de 1965 desde Selma a Montgomery por la Igualdad
de Derechos de Votación, contamos con el mejor desarrollo y personificación de
Martin Luther King Jr. dentro de este intolerante ambiente de discriminación.
Todo lo que quieras saber sobre este movimiento está presente: antecedentes,
reportes federales y hasta sus acciones violentas.
No es un drama histórico satisfactorio de ver por su cruda realidad.
De entre las existentes, yo diría que se vincula directamente con Lincoln y 42,
especialmente por las cuestiones políticas. Paul Webb y Ava DuVernay hicieron
bien al posicionar a Martin Luther justo en el centro, puesto que indudablemente
es el corazón de la película.
Los guionistas trataron de apegarse a los hechos históricos desde
diversas perspectivas: las víctimas, las autoridades, los medios, la sociedad y
los legisladores. Se hizo énfasis en la búsqueda de la igualdad a través de la
conciencia humana; y esto se logró desenvolviendo primeramente a Martin Luther como
ser humano y después como figura pública.
Reitero, no es fácil presenciar estas delicadas temáticas, mucho menos
escribirlas pensando en cómo se vería en la gran pantalla. Ava DuVernay aceptó
el desafió de dirigirla y terminó haciendo un magnífico trabajo por haberse
mantenido firme en la brutalidad de su contenido. En conjunto con Angelina Jolie
(Inquebrantable), claramente la Academia cometió un error al ignorarlas.
Cabe señalar que David Oyelowo se crece y no sólo hablando de peso,
sino de su madurez emocional. Proyecta una enorme presencia y no sólo en su
voz, sino en sus gestos de cautela e ingenuidad. Sus mejores escenas las
comparte con Tom Wilkinson mientras que éste hace lo mismo con Tim Roth. Personalidades
difíciles pero llegadas a las expectativas.
Entre los secundarios tenemos a Carmen Ejogo, Giovanni Ribishi, Cuba
Gooding, Jr., Dylan Baker, Oprah Winfrey, Jeremy Strong y Martin Sheen. Cada uno
de ellos cumple con las especificaciones de sus roles. Sin embargo, el
trasfondo de las circunstancias los opaca por su brevedad en pantalla. Después
de todo, el enfoque recae en Oyelowo, Wikinson y Roth.
Visualmente llega a ser impactante, de por sí su narrativa nos
inquieta con rencores y sentimentalismo; que desde que comienza la función, no tarda
en remarcarse la gravedad del racismo. En sí se reduce a una carrera que ha
sido demasiada lenta para la igualdad humana, la cual cada vez parece ignorarse
por los mismos quienes prometieron darla.
En cierto modo puedo comprender porque sólo dos nominaciones: Mejor
Película y Mejor Canción. Usualmente estas películas no suelen generar mucha
atención en la Taquilla, mucho menos ganar las canciones temáticas como una
especie de compensación como fueron los casos de Invictus y Mandela.
La desventaja se debe al triunfo de 12 Años Esclavo en las
premiaciones pasadas ya mantiene ese mismo lineamiento de constante sufrimiento,
después de todo se trata de los mismos productores y hasta de los mismos
actores, en este caso de El Mayordomo de la Casa Blanca. Para bien o para mal,
está presente en la categoría de Mejor Película, una distinción necesaria para
generar conciencia tanto en nuestros gobernadores como en nuestra sociedad,
sobretodo en la familia.
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