El futbol americano nunca será el mismo tras ver esta impactante
adaptación sobre el Deporte número 1 de los Estados Unidos. Es como sentirse
traicionado ante un buen golpe de adrenalina proyectada en la emoción humana;
no obstante, hasta qué grado. Tal parece la NFL no es una corporación tan pura como
creíamos, al menos no hacía sus jugadores cuando se trata de su salud física y
sobretodo mental.
Se requirió de un extranjero para detectar el problema, lo cual para
asombro de muchos, inesperado por haberse originado en el 2002. Desde entonces
han pasado catorce años y no ha surgido un notorio avance en las medidas
preventivas. Los casos siguen siendo los mismos como las reglas del juego.
Desafortunado en víspera de la tecnología acelerada, inclusive hay dinero de
sobra sabiendo los billones que maneja esta industria.
Adentrándonos al drama proporcionado por el mismo director Peter
Landesman, todo se resume a las lesiones o traumas cerebrales, aquellas
enfermedades que vuelven locos a las personas más sanas que debido a los intensos golpes en la cabeza, sufren
fracturas desapercibidas dentro de su cabeza que con los años acumulados y debido
al desgaste después de retirarse, tienden a perder la cordura desde los
cuarenta años de edad.
Cualquiera que participe en este deporte profesionalmente, carece de
la advertencia y de la información de la cual en manos de muchas familias,
quizás hubiese existido una oportunidad de evitarse las terribles tragedias.
Tanto sufrimiento y vidas destrozadas en plena televisión. Cuántos buenos
hombres criticados por una condición que ellos mismos desconocían y nadie los
ayudaba por ignorancia, egoísmo e incomprensión.
Admito mi estado de shock, en sí no me gusta el fútbol, se me hace
aburrido y violento. Inhumano en ocasiones cuando los veo jugar en plena nevada
o tormenta. Pobres jugadores. Ahora la sorpresa de descubrir que el Doctor
Bennet Omalu había dado con este gravísimo detalle y pese a revelarlo, lo
sepultaron en lo más fondo ocasionando un daño a su familia. Sin duda
representa el verdadero sueño americano por su valentía, honestidad y fe.
Por tanto aplaudo las agallas de Ridley Scott por producir este
mensaje esencial de conciencia y aún más a Will Smith por aventarse al ruedo en
un papel donde podría ser altamente criticado. Enhorabuena ha sido nominado por
un Globo de Oro y cuenta con buenas posibilidades de ganarlo dada su vibrante
conducta reflejada en su acento africano. Por sí solo eleva la tensión y nos
engancha con su profunda sensibilidad e interacción con los cadáveres.
Tampoco podemos ignorar la presencia de Alec Baldwin, Albert Brooks y
hasta Luke Wilson. Un buen elenco liderado por un excelente protagonista; un
épico y brutal guión con una dinámica edición y todo bajo un director que no
posee el menor de los miedos en decir una verdad que nadie quiere escuchar ni
mucho menos saber.
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