Y con demonios me refiero a las imperfecciones de la vida, ya que como
bien sabrán, esta profesión tiende a tener exceso de complicaciones por la
terrible razón de que no existe dicha perfección y menos con un insoportable
carácter de por medio impulsado por la prepotencia, arrogancia y una falta de
respeto.
Varios títulos me vienen a la mente como Sin Reservas, Chef, Julie
& Julia y Un Viaje de 100 Metros, y a mi gusto, merece estar en esa liga
por mantenerse fiel a su esencia la cual consiste en mostrar la cocina desde varios
ángulos y facetas como lo son los meseros, cocineros, anfitriones, críticos,
vendedores y clientes.
Teniendo a Un Viaje de 100 Metros como antecedente, el guionista
Steven Knight supo cómo desenvolver esta historia sin tenerle temor de explotar
la cruel naturaleza de un chef profesional. Desde cada detalle de esta clase de
cocina como su interacción con el resto del equipo, sumándole la
competitividad, el deseo y la creatividad.
Quizás hizo falta especificar algunos detalles del de reparto, a excepción
de los tres principales, debido a que el resto se pierde en el fondo ante la
ausencia de una evolución. Por ejemplo se sabe de la mejoría de uno que otro
pero no presenciamos ese proceso como también desconocemos el destino de un
supuesto amigo-enemigo.
El cierre sólo sucede en Bradley Cooper cuya extraordinaria actuación
como Adam lo mantuvo tan cerca de capturar otra nominación. No era de esperarse
esta impactante personalidad pero ha sido tanto su crecimiento que su
expresividad hoy en día fluye con tanta sutileza que es difícil no frustrarnos
ante sus brotes de crisis.
Claro está que en un par de escenas nos roba el corazón por su vulnerabilidad,
la escena del plástico me dejó boquiabierto como sus primeros enfrentamientos
con Sienna Miller. La segunda colaboración entre los dos fue igual de agradable
como conflictiva. Ambos actores gozan de química que me hubiese gustado haber
contado con más romanticismo del que tuvimos.
Daniel Bruhl es otro de los grandes beneficiados en adquirir papel
aunque al igual que Miller, les hizo falta haber indagado un poco más en sus
respectivos roles aunque comparados con los talentosos Omar Sy, Matthew Rhys,
Alicia Vikander, Uma Thurman, Emma Thompson y Lily James, obtuvieron mucho más
desenvolvimiento de la que este gran elenco obtuvo.
En cuestiones de edición: los encuadres brindaron lo mejor en sus
colores y sonidos. Por consecuente no pude evitar sentir un poco de hambre ante
unos platillos irresistibles. La música no tuvo tanto peso cultural como
tienden a tener y las localizaciones fueron adecuadamente utilizadas. Hubo un
par de valiosas referencias y consejos culinarios.
En sí es un agradable drama liderada por un tremendo protagonista y un
reparto multifacético. Llena de imperfecciones, sarcasmo y sobretodo
actitud, no será la mejor receta en
cuestiones de narrativa pero como su título lo indica, es buena ante los ojos
de cualquier expectante interesado en el arte de crear el platillo a la
perfección.
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