Al tratar de cumplir con el rol de “buena madre”, Amy Mitchell se
encuentra al borde de la frustración a consecuencia de su flojo esposo, hijos
resentidos, un jefe inmaduro y una tremenda rivalidad con la Presidente de la
PTA. Aceptando la triste realidad de ser una mala madre, decide sacarle
provecho a este giro de eventos al lado de sus dos nuevas amigas.
Debo confesar que por semanas no me podía explicar la razón por la
cual esta comedia clasificada R ha estado manteniéndose en la Taquilla
Norteamericana hasta el grado de cruzar los $ 100 millones superando su
inversión de $ 20 millones. Ni se diga de los adicionales $ 45 millones
foráneos. Ahora tras verla, entiendo porque su gran triunfo.
Además de presentarnos una historia fresca que puede ser vista no sólo
por las mujeres, nos pone a cuestionar sobre el papel de una madre americana en
la actualidad aunque no sea tan distante de cualquier paradigma social; en
especial con el núcleo familiar y el sistema escolar malamente influenciado por
las organizaciones o asociaciones.
Y todo sea por el bien de los hijos, prepararlos a matarse desde
temprano y en ocasiones malcriarlos al ignorarse la educación en casa. Nadie es
perfecto cuando se trata de la criarlos porque nadie sabe realmente como
hacerlo y es ahí donde radica el mensaje de esta sugestiva trama cuyo contenido
es desenvuelto con eficacia.
Para tratarse de los guionistas detrás de ¿Qué Pasó Ayer? Me encuentro
asombrado porque previamente había encontrado a Damas en Guerra como una de las
mejores comedias realizadas. Ahora creo que esta le compite por ese título por no
sólo hacernos reír sino por contagiarnos con un sentimentalismo enfocado a la
relación entre madre e hijos.
Los directores Jon Lucas y Scott Moore, quienes también fungen como
los guionistas, nunca le faltan al respeto a nadie ni tampoco caen en lo
grotesco pese a sus diálogos directos y malas palabras. Hasta eso la edición es
limpia dentro de lo que cabe y las localizaciones lucen al lado de la exquisita
espontaneidad e interacción de las talentosas actrices.
Cuando se trata de engancharnos con dulzura y desmadre, Mila Kunis
nunca falla en cumplir con ese equilibrio que demandaba este personaje de Amy. Esta
es su película de inicio a fin y ella lo sabe por la seguridad que proyecta.
Todavía más su incontrolable y diversa química con Kristen Bell y Kathryn Hahn.
Este trío de verdad luce.
Y vaya papelazo de Christina
Applegate quien al lado de Jada Pinkett Smith, nos hacen odiarlas y con ganas.
Se aplauden las breves apariciones de Martha Stewart y Wanda Sykes por
proporcionados un par de extrovertidos diálogos. Tampoco descartemos a los
hombres: David Walton como el clásico esposo holgazán y Jay Hernandez como el
viudo deseable.
En conclusión, estamos ante una simpática comedia que a su vez nos
proporciona otra forma de percibir nuestros errores y como lo disfrazamos al
juzgar a los demás y sobre todo a uno mismo. Ser madre no es fácil por la gran
responsabilidad de ser el corazón de la familia como se visualiza en esta sobresaliente
adaptación de la cual no te puedes perder.
Calificación: 4 de 5 estrellas
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