Hace un par de días me decidí por ver la original de 1978 llevándome
no sólo un nerviosismo al abrir las puertas de mi casa sino una sorpresa sobre
su cinematografía y estilo para tratarse de una adaptación de horror donde la
psicología yace como el principal promotor del suspenso al lado de las acciones
sangrientas de este misterioso psicópata.
Era tanto la espera en la primera hora que nos causa esa atmosfera de
extrema tensión de la cual se desencadena en cuanto sucede el primer asesinato.
Cabe señalar que dichos elementos se mantienen en su reiniciada secuela con la
diferencia de suceder con mucha más prontitud y profundidad narrativa para los
involucrados.
Situada 40 años después de los asesinatos de Haddonfield, Michael
Myers vuelve a escapar con la intención de asesinar a Laurie Strode quien pese
al trauma de haber sobrevivido, ella se ha fortalecido y preparado para
encararlo cara a cara y matarlo de una vez por todas antes de que acabe con su
familia.
Debo confesar que mis expectativas se cumplieron al presentarnos un
guión que ingeniosamente se las arregla para recontar un evento clásico con un
mejor desenvolvimiento histórico y de contexto psicológico. No sólo se trata de
ver muertes, sino de analizar como estas circunstancias suelen afectar nuestras
percepciones y forma de reaccionar o inclusive obsesionarse.
El mismo suspenso continúa en entornos similares y hasta la misma
música como tácticas llegan a ser una grata referencia al no saturarse ni
recurrirse al avance tecnológico. Los asesinatos no figuran como el centro de
la atención sino la anticipada reunión entre Michael y Laurie, la cual en una
sola palabra resulta asombrosa.
Difícil no sentirse nervioso ante la extraordinaria ejecución del
director David Gordon Green porque vaya que te sacan un par de buenos sustos.
Para tratarse de un director de dudosa comedia al ado de Danny McBride, debo
admitir que hicieron un tremendo equipo al retornarle no sólo la credibilidad a
la franquicia sino reposicionar el género con una elegancia clásica.
Obvio que el crédito viene acompañado de los editores de sonido y
compositores porque desde los encuadres como la propia música, nos provocan cierto
temor ante lo inesperado y en otras ocasiones, no hacen reír de algunas
espontaneidades. Admito que no esperaba una postura seria en Judy Greer, es
bueno que Hollywood les de la oportunidad de tomar otros papeles.
Imagino que haber trabajado con Ridley Scott en Alien Covenant inspiró
y le abrió las puertas a Danny McBride de aventurarse al horror, enfocándose en
narrar una historia con una intensa credibilidad en la protagonista porque
resulta grato ver a Jamie Lee Curtis regresar al icónico rol de Laurie Strode.
Similar a lo que hizo Sigourney Weber con Ellen Ripley en Aliens, este
tratamiento se vuelve a aplicar y vaya que funcionó a la perfección al reunirse
también con Nick Castle, el originario Michael Myers. Su pelea personal es
emocionante y contrasta con la dinámica vulnerable de la jovencita Andi
Matichak.
No cabe duda que esta secuela directa ha sido una de las mejores
desiciones y el tiempo dirá si existirá otra, aunque por el momento… la verdad
es que así como quedó sería lo mejor.
Calificación: 4½ de 5 estrellas
No hay comentarios:
Publicar un comentario