Una alianza inesperada se pone a prueba entre el Presidente de los Estados y El Primer Ministro Británico a causa de una operación conjunta entre el MI6 y la CIA que termina mal. Conforme los Jefes de Estado buscan la manera de resolver la situación, una amenaza muy cercana a ellos los coloca en severo peligro y dependerá de ellos mismos poner sus diferencias a un lado para sobrevivir y detener el caos que se avecina en la cumbre de la OTAN.
Confieso que nunca he sido fan de John Cena: y no por su trabajo en el cine sino desde que peleaba en la WWE. Honestamente, su personalidad y estilo de lucha nunca han hecho clic conmigo. Tampoco puedo desacreditarlo cuando se nota el esfuerzo por muy lejos que siga estando de la talla de Dave Batista, pero aquí en Jefes de Estado, se beneficia de la seriedad de Idris Elba porque ambos desarrollan una química que llega a sentirse tan genuina y justo después del desenlace.
Y es que podría decirse que ambos inician con el pie izquierda, como si se tratase de la primera vez que interactúan entre ellos ya que se percibe la incomodidad en sus gestos. Esto hace que las contestaciones entre ellos resulten lo bastante entretenidas y vaya giro en el que John no pueda lucir como un héroe de acción lo ayudó a enfocarse en la espontaneidad de los diálogos mientras Idris pudo demostrarnos más su destreza física con una que otro acto gracioso no intencionado.
En el papel del Presidente Will Derringer, John Cena es el clásico bromista, presumido y dependiente de la popularidad y de lo que creen los demás. Después de todo, interpreta a un actor famoso que con el amor de sus películas logró conseguir la presidencia. Me gusta su choque con Idris, en especial cuando se siente ofendido. Por otro lado, sus escenas de acción con Pryanka Chopra Jonas fueron de las mejores que he visto ante su proyectada inexperiencia en lo físico.
Idris Elba es fenomenal desde que se nos presenta, sus gestos de aburrimiento en el televisor, no se ha encontrado con el personaje de Cena, pero en el traje de Sam Clarke ya empieza a prepararnos para la confrontación. De los dos es el más creíble y es como lo menciono, esta relación se construye conforme la trama se va soltando que al final uno termina deseando tener una secuela y podría ser el caso por el éxito que ha sido en su plataforma de streaming.
A pesar de que Cena y Elba son los principales, los actores de reparto lucen con o sin ellos. De hecho Priyanka como Noel Bissel es quien abre la trama y muy en alto porque no sólo deja su presencia como heroína de acción sino pone en alto al villano y a la amenaza con el que se verán envueltos los jefes de Estados. Sin duda hacen una excelente y mancuerna en todos los aspectos. Sigo considerando que la forma en despreció el poder de los Jefes de Estado fue memorable.
Tanto director y guionistas fueron muy sutiles en usar ciertos comportamientos en la política actual estadounidense, por decir que se sienten los trancazos y en parte culminan en un buen mensaje en conjunto con las verdaderas intenciones del por qué ambos candidatos decidieron correr por la presidencia de sus respectivos países. Unas palabras que deberían estar presentes en cada líder que es elegido o al menos se encuentra en campaña.
Tal vez y el que esta película tuviese todas para perder, le benefició al director Illya Naishuller de hacer un tremendo trabajo al no sentirse inquieto o preocupado. La drama no será su fuerte pese a existir en algunas escenas, pero son sus secuencias de acción donde las persecuciones fueron impresionantes hasta el grado de no entender porque la decisión de no brincarse los cines. No cuando era evidente que esta película fue hecha para vivirla en la gran pantalla.
En conclusión: me encanta esta frialdad y cinismo de Idris Elba, el no tan clásico político que uno esperaría. Su forma de interactuar con John es enganchadora y tan natural que no puedo evitar imaginarme lo bien que se la pasaron filmando entre ellos y con todo el elenco. Sin olvidarme de Randy Quaid, obvio, el agente Marty Comer tiene una secuencia tan emocional que para nada es opacado sino al contrario, termina robándose la escena que hasta nos duele su supuesto destino. No diré más sobre ello.
Regresando al tema en cuestión, sí, Jefes de Estado vale mucho la pena verla porque es más de lo que uno hubiese esperado. No solamente brilla por su humor sino te convence de la química compartida entre los dos protagonistas y el resto del elenco, que ya sea bromeando, peleando o huyendo, nos hacen sentir la magia del cine porque lo tremendas que fueron todas las secuencias de pelea, persecución y explosiones.
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