Lo malo de acudir al
cine en un viernes por la tarde y en una función dirigida a los adolescentes,
es que nunca terminas de apreciar un buen drama por más que éste te enganche.
Simplemente la inmadurez de los presentes desenfocan tu atención cortando la
oportunidad de cualquier conexión con los personajes. En pocas palabras,
parecía encontrarme en un antro o inclusive en un aula de secundaria.
Dicho lo anterior, la
adaptación basada en la novela de Gayle Forman difiere bastante de su género
propuesto. El romance en sí es sólo un elemento entre muchas temáticas que
rodean la vida de una jovencita. Posiblemente recuerdes aquellos días en que
uno iba descubriéndose, primeros amores, estudios, reuniones y vistazos al
pasado.
Siempre nos
encontramos creciendo entre buenos y malos momentos, tratando de ser mejores
cada día pero de la misma manera, vamos perdiéndonos del sentido de vivir por
causa de la disciplina, dado que en cualquier momento nos puede visitar la
muerte sin previo aviso. Existe mucha conciencia en esta historia popular que la
guionista Shauna Cross logró captar la esencia.
Es un drama no
solamente dirigido para los jóvenes o adolescentes sino para toda clase de
familias. Uno como hijo se identifica ya sea en el plano solitario o familiar;
tanto madre como padre se comprenden los sacrificios llevados a cabo y también
la razón del por qué los abuelos tienden a ser más cercanos a los nietos. El
tomar decisiones no es fácil pero la mayoría de estas suelen darse por un
instinto destinado.
El director R.J.
Cutler manejó un enfoque respetuoso con respecto a las relaciones humanas; se
mantiene práctico en los conflictos y no cae en el morbo al tocar lo sexual. Las
interacciones entre los actores se sienten tan espontaneas y el ritmo cortante
de la trama no cansa en ningún momento, al contrario, nos mantiene en constante
suspenso y asombro.
Chloe Grace Moretz es
la razón por la cual esta película funciona en todos sus aspectos. Esta actriz
tiene un don para dejarse llevar por el momento que no requiere de palabras. Su
propio silencio luce con ese rostro de sufrimiento que se percibe. Su
interacción con Mireille Enos es de las mejores, seguida por Joshua Leonard,
quienes la hacen de sus padres.
Lo poco que participa
Jakob Davies es suficiente para sentir esa vibra familiar. Básicamente es una
típica familia funcional a su propia manera. Moretz se beneficia de esta
comodidad y por tanto sobresale con su personalidad opuesta. Cabe destacar que
Moretz y Stacy Keach comparten dos escenas épicas, la audición en Julliard y su
confesión en el hospital. Si no fuese por el ambiente externo, uno hubiese
apreciado esos sentimientos sólidos.
Ahora le toca el
turno a Jamie Blackey, el galán. A simple vista, parece ser el tipo ideal, con
valores, seguridad y sensibilidad. Podría caer en el cliché pero conforme lo
vamos conociendo, vamos descubriendo que posee una oscuridad en su interior
motivada por un caótico pasado. Por tanto, algunos podrán entender estos
traumas y en su proceso, analizar las razones por las cuales tendemos a huir de
las situaciones u optar por romperlas de acorde a nuestro bienestar.
Como podrán observar,
no es la típica película juvenil para echar relajo en el cine, si se ronda por
esa edad. Todo lo opuesto, es un drama que merece ser vista con suma atención
por la plena retroalimentación que recibimos ante las circunstancias similares
a nuestra realidad o pasado. Si Decido Quedarme es más de lo que su título nos
hace creer.
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