Para quienes no se
encuentren convencidos de los nuevos estrenos en cartelera, a continuación
están los siguientes títulos a la renta:
Stalingrad
La producción rusa
que narra una parte de la Segunda Guerra Mundial desde su punto de vista se
beneficia bastante de su formato IMAX 3D. La cinematografía empleada es una
belleza al igual que los efectos especiales y su música. El detalle radica en
la ausencia de un carisma actoral. El guión trata de poner al antagonista en sintonía
con el protagonista provocando un desequilibrio. El director Fedor Bondarchuk inicia
en alto pero durante su intermedio se pierde el interés por no enfocarse en una
sola temática. Aunque no lo crean, Thomas Kretschman luce entre el elenco y
ello que es el supuesto villano ¡Es más! Ese conflicto interno que maneja se
volvió la razón de su contratación en Los Vengadores: La Era de Ultrón. Visualmente
es impactante pero históricamente carece de ese contagio humano que uno espera
de esta clase de dramas.
Calificación: 3 de 5
estrellas
El Hombre del Ferrocarril (The Railway Man)
No la llevaba con
mucho entusiasmo pero inmediatamente me enganche con este drama basado en
hechos reales. El acercamiento del director Jonathan Teplitzky es muy
respetuoso y no teme en mostrar las cosas tal como fueron en aquél infierno en
que vivió Eric Lomax. Los crímenes de guerra suelen ser difíciles de ver pero
gracias a las poderosas actuaciones de Colin Firth y Jeremy Irvine, quienes
interpretan al mismo hombre pero en dos tiempos distintos, no puedes despegarte
ni un segundo. Asimismo Hiroyuki Sanada y Tharoh Ishida contribuyen con un
cuestionable antagonismo pero dicho como un cumplido. Al ver estas
interacciones uno sabrá exactamente a lo que me refiero. Cabe destacar que
siempre es un gusto tener a Nicolae Kidman y Stellan Skarsgard.
Calificación: 4 de 5
estrellas
La Visita del Rey (Hyde Park on Hudson)
Anticipaba un
interesante drama de época pero el director de Notting Hill simplemente parece
haber perdido su toque romántico. No sé, el trabajo parece bastante ensayado o
quizás nos cuesta trabajo preocuparnos por la infidelidad de un presidente.
Bill Murray y Laura Linney no lucen como Franklin D. Roosevelt ni la amante
Daisy. Tampoco Samuel West ni Olivia Colman. Esto debido a que Jon Voight,
Colin Firth y Helena Bonham Carter habían interpretado aquellos papeles pero
con un buen prestigio. Quizás no sea su culpa total, el guión en sí parecía
desenvolverse desde la farándula en lugar de emplear un plano recto-histórico.
Calificación: 2 ½ de
5 estrellas
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