Riggan Thomson es un acabado actor de Hollywood cuya fama depende de
un superhéroe que interpretó hace décadas pero por cuestiones de
encasillamiento rechazó protagonizar la segunda trilogía. A través de su voz
interior y esquizofrenia busca la manera de renovarse en Broadway al apostarlo
todo en una historia de su autor favorito.
La sinopsis suena bastante interesante por situarse en la situación trágica en la que
viven muchos actores en la actualidad. Las referencias culturales giran en
torno a su drama, referencias como la saturación de superhéroes, George
Clooney, Martin Scorsese, Robert Downey Jr., Jeremy Renner… En sí parece adular a Hollywood hasta
desenfocarse del tema principal.
Alejandro G. Iñárritu y tres guionistas más trazaron una estructura
simplista donde el punto central yace en las acciones y pensamientos de Riggan.
Eventualmente damos un vistazo a los demás personajes para darnos una clara
idea de quienes son aunque la mayoría sabemos que sólo existen para darle ritmo
a Riggan porque por sí solo, no te engancha como debería.
¿Realmente se necesitaba cuatro personas para escribir este guión
hueco? No hay nada interesante en un detrás de escena de celebridades buscando
su retorno a través del teatro. Si ese es el caso, mejor hubiera visto un
documental. Es una revoltura de temas: sexo, drogas, disfunción familiar,
inseguridad, redes sociales, los medios, desnudez, el suicidio y la crisis
existencial.
Además la dirección de Iñárritu es excesivamente lenta ¡A una sola
cámara! Básicamente eso se resume la estrategia fílmica de su editor, a crear
un sinfín de encuadres. Solamente Alfonso Cuaron ha logrado perfeccionarla gracias
a Gravedad. Confieso que esta serie de tomas emplastadas lucen por nunca
interrumpir la continuidad entre cada escena.
Sin embargo, esta edición llega a ser contraproducente porque se
vuelve genérica, la cámara sigue al actor por los camerinos, se detiene
mientras interactúa el solo o con los demás, de ahí la cámara hace un giro de
360 grados y nuevamente se repite el procedimiento. No sólo te agota sino hasta
te marea y más con la abstracción de su contenido.
Tiene un par de efectos especiales impresionantes durante la
participación imaginativa de Birdman, pero en sí ¿Dónde está la cinematografía? La ciudad de
Nueva York se ha visto en miles de películas y aquí la novedad es mostrarla
oscura y sucia. Fugazmente expresado porque la mayoría del tiempo nunca salen de
los interiores del Teatro poco atractivo.
Sólo existe una escena que me gusta de Michael Keaton y se la roba
Lindsay Riseborough quien con solo un diálogo llegar a ser convincente. La voz
grave e interna se conecta con Batman al igual que haber rechazado las
secuelas. Edward Norton comienza fuerte
pero posteriormente se debilita, Zach Galifianakis no tiene presencia, Emma
Stone se esfuerza por no ser encantadora y Naomi Watts es incomprendida.
¿Cuál es en sí el mensaje? Hugh Jackman dice haberle servido de
inspiración para jamás ceder el rol de Wolverine. A mi ver, el desenlace gira a
desatarse de este superhéroe, aunque nunca se llegue a comprender del todo,
especialmente por la última escena donde Stone mira hacia el cielo con una
sonrisa.
Altamente sobrevalorada. Sin sentido. Excesivamente pausada, cansada y comúnmente improvisada. Descuidada y pretenciosa. No sé en qué fundamentos se basó la Academia para hacerla destacar de entre otras producciones superiores en calidad narrativa.
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