Basada en la novela de W. Bruce Cameron, nos encontramos ante el
testimonio de Bailey, un perro cuyo fin consiste en encontrarle el propósito a
la vida en cada una de sus distintas reencarnaciones. Conforme se aventura, va
descubriendo pequeñas piezas de este complicado
rompecabezas que a su vez está ligado a los destinos de sus respectivos
dueños.
No hace mucho el director Lasse Hallstrom nos destrozó el corazón con
Hachi, por lo que teniendo en su currículo a Querido John y Safe Haven, era de
esperarse el mismo sentimentalismo en cada una de las distintas historias
mostradas. Sin embargo, la catarsis carece de peso ante la ausencia de un constante
protagonista.
Si no fuese por Josh Gad, esta adaptación no hubiese funcionado. El
detalle en sí rodean a los múltiples renacimientos ya que sabemos de antemano
que no es el fin para nuestro fiel amigo, aquí la clave yace en los actores que
pese a destacar al lado de su correspondiente mascota, su desarrollo es
fugazmente básico.
Hasta eso las historias son agradables de ver y en cierta manera
conmueven. No faltará quienes derramen una lágrima, en especial quienes cuentan
con mascotas. Debo suponer que los guionistas se inspiraron en sus experiencias
aunque contar con el respaldo directo del autor sirvió para mantenerse fiel a
la esencia.
Hallstrom recurre al mismo proceso de edición, constantemente dinámica
en cada uno de los encuadres y sobresaliente en su proyección considerando la
nitidez de la imagen. Uno esperaba que la narración llegase a frustrar más no
es el caso ya que los complementa con los diálogos de los actores y la
expresividad física del perro.
Gad es el estrella, insisto, y de la misma forma en que nos cautivó
como el hombre de nieve en Frozen, lo hace en las distintas identidades de este
canino. Podría decirse que las mejores escenas son al lado de Dennis Quaid,
Britt Robertson y K.J. Apa. Sin descartar a John Ortiz ya que su rol como el
oficial Carlos fue estable pese a no contar con un respaldo biográfico.
Honestamente no hay mucho por comentar a excepción del asunto
controversial que la rodeó aunque no fue de gran impacto en víspera de haber
conseguido una apertura saludable en la Taquilla. Inclusive está por superar su
presupuesto de $ 22 millones convirtiéndola en un éxito moderado tal como
merecerlo serlo.
La adaptación tenía mucho en su contra y de alguna forma logró
consolidarse como una buena producción, quizás cercana a Marley y Yo. Para
cualquier dueño de mascotas, es inevitable no sentirse atraído hasta el grado
de conmoverse por sus cimientos sólidos. Además, sí te gusta meditar sobre el
sentido de la vida, esta es una perspectiva que podría interesarte.
Calificación: 3½ de 5 estrellas
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